Que duda cabe, Chile está pasando por otro ciclo, de uno de los procesos más relevantes de su estructura social, como lo es el prepararse para redactar una nueva Carta Magna o Constitución Política de la Republica. Se dice “otro ciclo”, pues parece que es una constante de la historia de nuestro país, que cada cierto tiempo se generan cambios profundos en este relevante aspecto de la forma en cómo se establecen las reglas o condiciones de la orgánica social.
También ha sido de público conocimiento como se ha estructurado, mediante elección popular, el grupo de ciudadanos que tendrán la misión y honor de redactar este cuerpo institucional, en general la gran mayoría de ellos, representando ideas diversas, de grupos sociales diversos y con visiones diversas, no obstante, apuntando a temas comunes, como por ejemplo el mayor, mejor y equitativo desarrollo de todos nosotros.
Será hermosa, desafiante y difícil la tarea de los constituyentes, pues el compatibilizar en el mejor de los equilibrios, los componentes con que se deberá construir el edificio de la Constitución, tendrá que ser garante necesario para que haya suficiente plomada y nivel, a fin de que la gran casa, no quede desestabilizada y más adelante, ante un mínimo movimiento telúrico social, se nos rompa algún muro o fracture algún cimiento.
Es aquí, en donde quisiera colocar un énfasis, aprovechando un concepto que en prácticamente las declaraciones de prensa de casi todos los constituyentes electos, ha sido coincidente: en general, prácticamente todos hablan de “sustentabilidad”. Han usado el término para referirse en específico a los temas ambientales, pero para efectos de esta columna, sería muy interesante que extrapoláramos la misma definición de “sustentabilidad ambiental” al trabajo de la nueva Constitución. Se define sustentabilidad como: algo que se puede sostener a lo largo del tiempo sin agotar sus recursos o perjudicar el medio ambiente. Si lo lleváramos a la nueva Constitución, pero en forma amplia, sería ideal que se pueda sostener en el tiempo, sin agotar sus recursos sociales o perjudicar el medio ambiente, entendiendo como medio ambiente, la interacción o complemento entre la naturaleza y sus necesarios recursos para sostener y desarrollar la vida de los seres humanos, en cantidad y calidad.
Lo indicado anteriormente puede ser una línea que ayude a lograr las condiciones que el país y su gente necesitará, para enfrentar el siglo 21, bajo la actual realidad del mundo y de Chile. Una “Constitución sustentable”.