Algunos podrían decir que la vida es dura. Otros dirán que hay que aprender a enfrentar las vicisitudes y que “a porrazos se aprende”. Pero también están aquellos que creen que los obstáculos que van apareciendo están para sortearlos, aprender de ellos y forjarse como persona.
Así es como entiende Silvia Cabello Letelier, cada uno de los complejos episodios que ha debido enfrentar en sus 54 años de vida; los cuales siguen emocionando, doliendo; pero por sobre todo convirtiéndose en un aliciente para ir cumpliendo cada uno de sus desafíos trazados.
Como buena profesora de lenguaje y máster en investigación en Didáctica de la Lengua y la Literatura de la Universidad de Barcelona, esta talquina ha sabido conjugar con creces el que las dificultades están para despertarnos, movilizarnos y no para desalentarnos.
De muy pequeña, esta hija de dueña de casa y de un expendedor de combustible, conoció en la solidaridad y el trabajo conjunto, valores a perpetuar. A inicios de la década de los 70, su familia, junto a un grupo de personas sin hogar se organizaron y establecieron una “toma”, en lo que en ese entonces era el sector Santa Rosa, hoy conocido como Independencia. A puro esfuerzo, rodeados de callejuelas de tierra y maicillo, levantaron sus humildes moradas; los cuales por 12 años cobijaron sus anhelos, sueños y también sus miedos.
Fue en ese lugar, el que creían seguro e inquebrantable, en el que Silvia -con 9 años de edad- enfrentó uno de los capítulos más tristes de su vida. Una madrugada de 1974, en plena dictadura, un grupo de civiles ingresaba a su casa y tomaba detenida a su madre. Fueron meses de incertidumbre, tristeza y también de cuestionamientos, rememora emocionada la menor de cuatro hermanos, “sobre todo para una niña que no lograba comprender el por qué, de esa situación (…) Ella fue torturada en Colonia Dignidad y enviada a la cárcel de Tres Álamos en Santiago. Fue muy duro para todos, y lo sigue siendo. Aún recuerdo que yo despertaba por las noches y sentía a mi padre llorar y clamar a Dios, pidiéndole que le devolvieran a su mujer”.
La recientemente electa presidenta del Colegio de Profesores de Talca no olvida tampoco esa noche en que mientras su padre y una tía preparaba cebollas y ajíes en escabeche, un golpeteo de la puerta, volvió a alertar a la familia. Esta vez, eran buenas noticias. Tras largos meses de reclusión, y sin previo aviso su madre retornaba al hogar. “Fue una escena memorable. No lo podíamos creer”.
Hoy, Silvia Cabello, quiere poner al servicio de la comuna de Talca toda esa experiencia de vida, sus capacidades profesionales y el conocimiento que le da la vinculación con las organizaciones de bases. En su comando de campaña, la candidata independiente en el cupo del Partido Humanista, recibe a Diario Talca y cual libro abierto, expone sus anhelos, sueños y desafíos que le depara esta candidatura a alcaldesa.
Una familia que complementaba política y a la vez un trabajo de ayuda y fraternidad con el resto.
“Mis padres y mi abuelo eran militantes del Partido Comunista. En mi casa siempre se hablaba de política, de la contingencia y se hacía mención a ese gobierno de la Unidad Popular que estaba pronto a asumir. Pero también en mis padres estaba muy arraigado el tema de la solidaridad, lo que se acentuó tras el Golpe Militar, y es que con mi madre nos dedicábamos a reunir víveres en un canasto de mimbre para ir en ayuda de aquellas familias que habían sufrido la pérdida de sus jefes de hogar o de sus proveedores (…) Siempre en mi casa fuimos muy empáticos con la realidad de algún vecino, de alguien que necesitara un plato de comida o que requiriera ayuda. Mi madre, sin duda, fue quien siempre destacó y llevó la bandera de este espíritu solidario”.
Una familia bien constituida, con una potente figura materna, pero un entorno con mucha precariedad, imagino que eso va forjando su personalidad.
“Sin duda que uno va creando una personalidad. En la entonces escuela N°101, hoy Carlos Spano, siempre destaqué por ser muy buena alumna. Mi madre me transmitió el amor por la lectura y la poesía, tanto así que comencé a declamar y a recitar en todos los actos cívicos; tanto así que me gané el apodo de la ‘Gabriela Mistral’, lo que es todo un orgullo (…) Esa enseñanza materna me ha permitido cultivar este género literario, pudiendo incluso desarrollarme como escritora y poetiza, y materializando dos publicaciones (…) Esa formación familiar me llevó también a ingresar a la comunidad salesiana, donde junto con prepárame para mi confirmación, pude ser parte de lo que eran las ´Colonias Villa Feliz’, las que cada verano se hacían en distintos sectores de Talca, y donde llegábamos con actividades lúdicas, de reflexión e incluso entregando alimentación a los niños que eran parte de esa iniciativa”.
Y desde joven vinculada al trabajo de base y muy cerca de la red social.
“Y eso se fue complementando con labores en los centros de alumnos, federación de estudiantes en la época universitaria. Posteriormente, cuando comencé a ejercer la docencia el año 1993, lo primero que hice fui a inscribirme al Colegio de Profesores; y por tanto ha sido una larga historia de gremialismo y de trabajo de reivindicación de derechos (…) Mi diálogo con el mundo social ha sido constante, desde la época de la dictadura, la recuperación de la democracia y las luchas universitarias de la década de los 80′ y 90”.
¿Y cuándo comienza a darse ese interés por ser candidata a la alcaldía de Talca?
“Nunca pensé utilizar mis responsabilidades gremiales como trampolín para una candidatura. Si yo me proyectaba a algo era a la reelección del Colegio de Profesores, después quizás buscar una candidatura en la directiva regional y finalmente, y ése sí que era mi norte, buscar una postulación a la dirigencia nacional del gremio y convertirme en su primera presidenta nacional (…) Fue con el inicio del estallido social, movimiento en el que nos involucramos de manera muy activa, que comenzó a generarse toda una red de contacto, trabajo y organización ciudadana. Así nació la Mesa de Unidad Social – MUS, compuesta por personas de todos los colores políticos y de diversas organizaciones sociales, y de lo cual también surgió el movimiento Talca Resiste”.
Con esa orgánica entonces Silvia Cabello dijo “quiero ser candidata a alcaldesa”.
“Nunca expresé esa intención. Lo que sí ocurrió es que la MUS derivó en lo que hoy se conoce como Asamblea de la Diversidad Territorial, y con el proceso de plebiscito que estábamos viviendo, empezamos a ver y a debatir el escenario político local. Analizábamos a aquellos actores que ya llevaban meses como candidatos y concordamos en que ninguno de ellos nos representaba y que eran más de lo mismo (…) Fue en una reunión de los miembros de la ADT en que se me propone que sea quien les represente. Por suerte, cuando me lo plantean estaba sentada o sino me hubiera ido de espaldas al suelo, porque evidentemente es un desafío no menor y que requiere de un profundo compromiso y responsabilidad.
Para mi es un honor, pero también es un deber el alzar la voz y decir no queremos más de lo mismo, porque ya no les creemos sus promesas. Si en 30 años no fueron capaces de hacerlo, ¿por qué hoy debiera ser diferente? (…) No debemos olvidar que el estallido social no fue contra Sebastián Piñera, sino que, en contra de todos los gobiernos, instituciones y de los partidos políticos que no estuvieron a la altura de lo que exigía la ciudadanía”.
¿Y cómo fue el día después de haber digerido esta decisión de entrar a la carrera municipal?
“Ha sido un proceso lento, pensado y organizado pausadamente. Nuestra orgánica es nueva en esto, sin tintes políticos y que no cuenta con una plataforma electoralista que fija pautas de qué hacer (…) Se ha ido gestando de a poco y no sin pocos inconvenientes. Tuvimos el estallido social, luego llegó la pandemia, y no podíamos quedarnos de brazos cruzados. Ahí es donde surge la iniciativa de un grupo de personas de ir en ayuda de quienes la estaban pasando mal en este período”.
Ahí aparecen las ollas comunes y las canastas familiares…
“Nos dedicamos a eso que nos enseñaron desde muy pequeños, que es ponernos en el lugar del otro y ayudar cuando así se requiere (…) Eso sí, toda ayuda brindada, cada olla común o canasta familiar que pudimos materializar, fue sin fotos ni publicidad; y es que había un respeto por esa gente necesitada.
Los ‘tecitos disidentes’ fue otra iniciativa que surgió y que tuvo un impacto grande, pues se llegó con alimentación a toda esa gente que duerme en los alrededores del CREA, del Terminal de Buses o la Alameda (…) Gran parte del éxito de todo esto se debe a cientos de personas que desde el anonimato hicieron sus aportes con el solo objetivo de tender una mano solidaria. Ha sido una experiencia enriquecedora”.
Pero esta aventura municipal también le ha hecho pasar malos ratos, y es que Ud. denunció el haber recibido llamados para desistir de su candidatura.
“Un día recibo un llamado por teléfono el que no alcanzo a responder. Posteriormente, me llega un mensaje de wasap pidiéndome una conversación de algunos temas que podrían interesarme. (…) La persona se identificó con su nombre y diciendo que era arquitecto, y pensando que sería algo relacionado con la campaña o alguna propuesta, accedí a conversar con este señor. Lamentablemente, me equivoqué, pues entre otras cosas que me dijo, me llamó a la reflexión, a la unidad y a pensar en mis actitudes. (…) Fueron 28 minutos de conversación, y donde finalmente me pide que diera un paso al costado. Siempre habló a título personal, aunque me insistió en varias ocasiones que el mejor candidato presidencial era Daniel Jadue; así que uno puede inferir del sector desde donde vienen sus opiniones”.
Un segundo episodio polémico se dio cuando los candidatos en Talca suscribieron un compromiso de campaña limpia y al cual no asistió.
“Nuestra postura fue explicada en su momento. Primero, señalar que nunca recibimos una invitación formal a esa actividad, sólo me llegó un mensaje de wasap, casi imponiéndonos que debíamos asistir. Yo tengo un equipo de trabajo, una jefa de campaña y en ningún momento hubo contacto para, por ejemplo, explicar los alcances de lo que se pretendía realizar.
Un segundo elemento que incidió en que no fuéramos parte de ese acto, decidido conjuntamente con nuestra gente, es que no nos interesaba firmar un documento con gente que no es creíble (…) En la mañana estaban firmando un compromiso de juego limpio y por la tarde ya un candidato publicaba en redes sociales mensajes de índole machista. Y otro de los firmantes, semanas antes, me acusaba de perjudicar a la centroizquierda, diciendo que mi candidatura era un gustito personal; además de burlarse y menoscabarme, al decir que nadie me conocía y que no tenía trayectoria. Entonces es contradictorio que candidatos tengan un discurso en lo público y otro en privado”.
Pese a esas vivencias, ¿cree que en política existe el juego limpio?
“En lo absoluto. Esos hechos me refrendan que en política no existe el juego limpio, y que tanto quieren demostrar algunos”.
Ud. resalta el no ser militante, como elemento esencial de su candidatura, sin embargo, el Partido Humanista cedió su cupo. ¿Hay vinculación con esa tienda política o fue una estrategia para hacerle el quite a los requisitos que se exigían a los independientes?
“El Partido Humanista hizo una declaración en la que ofrecía sus cupos para los independientes que quisieran postularse a cualquiera de los cargos de elección popular. Al conocer esta posibilidad, estimamos que era viable y decidimos tomarla, porque nuestro foco estaba centrado en continuar desplegando el trabajo territorial, y no íbamos a tener el tiempo de ir a plantarnos a una notaría, en plena pandemia y con el costo que ello implicaba. El PH fue un instrumento para inscribir nuestra candidatura (…) En época de dictadura fui militante comunista y años después me inscribí en el PRO, pero producto de las decepciones vividas decidí ser independiente. Al ser uno militante te estereotipan y te encasillan; pero, además, debes actuar en el marco que los partidos definen; y por lo mismo nuestras propuestas, hoy salen de las organizaciones de base y del mundo social. En nuestro plan no existen promesas al viento y que no se puedan concretar”.
Y en este escenario en qué todos exponen sus ideas, ¿cómo se marca un sello o identidad que la distinga de las otras candidaturas?
“Nosotros no pertenecemos a esa clase política desprestigiada. Me diferencio del resto porque en lo personal siempre he pertenecido a organizaciones sociales, entidades territoriales y gremios. Es esa cercanía con lo social lo que me permite afirmar que la transformación que Talca necesita no la podemos dejar en manos de los políticos de siempre (…) Ellos fueron parte de una institucionalidad donde no hicieron la pega. Vino un estallido social porque no les creímos y no les seguimos creyendo.
No podemos seguir votando por las mismas personas, y es que hacerlo quiere decir que de nada sirvió lo vivido por Gustavo Gatica, Fabiola Campillay y otras 400 personas que sufrieron la mutilación de sus ojos, o lo que significó la muerte de 25 compatriotas. Votar por los mismos en las elecciones es no entender lo que pasó en el estallido social”.
¿Y Ud. cree que la gente tiene esa misma lógica suya y que en los comicios buscará una opción nueva y lejana a las colectividades?
“Los resultados del plebiscito nos dan una real esperanza de que así será. La gente ha manifestado estar cansada que los gobiernos y las municipalidades estén capturados por intereses políticos o económicos (…) La ciudadanía hizo saber que el estallido social fue el resultado de la serie de abusos, las injusticias y desigualdades que golpean al país, todo lo cual hoy es representado por los otros candidatos a la alcaldía”.
Pero ese descontento popular hay que transformarlo, primeramente, en apoyo y luego en sufragios.
“Es ahí donde nuestro arduo y constante trabajo territorial, adquiere trascendencia. Ese despliegue y cercanía con la ciudadanía nos ha permitido visualizar las necesidades reales que hoy aquejan y que no pueden seguir esperando. (…) El 18 de octubre de 2019, el país despertó, y en este despertar el mensaje fue claro. Las prioridades de sus habitantes deben estar por sobre los intereses económicos o político partidista, y creemos estar capacitados para encabezar este trabajo.
No somos unos aparecidos, cuando del trabajo con la red social se trata. Confío desde mi rol de profesora, mujer e independiente que los talquinos y talquinas nos brindarán su respaldo en las urnas. Talca tiene que dejar de soñar y de una vez por todas convertirse en la ciudad que merecemos: participativa, inclusiva y sustentable”.
Y esa ciudad que merecemos crea expectativas en la gente. No sólo por quien dirigirá los destinos de la comuna, sino que también por su programa a desarrollar.
“La de hoy es una administración municipal que se ha enfocada en medidas populistas, de poco sustento y contenido; por tanto, no abordan las problemáticas reales de la comunidad en su conjunto. Desde nuestra perspectiva, tenemos también varios reparos respecto de la gestión financiera y el uso de los recursos de que dispone el municipio. Por tanto, lo que se necesita acá es un fuerte giro hacia políticas que sean de fondo y que emanen de propuestas ciudadanas, para que así tengan un impacto real en la vida de los vecinos. En la medida que como comuna nos pongamos a la vanguardia; por ejemplo, en lo que dice relación al desarrollo sustentable, Talca logrará convertirse en un lugar preponderante a nivel país”.
Un plan ambicioso, donde la ciudadanía asume un rol activo. ¿Es factible darle una mayor responsabilidad y participación a la gente en la toma de decisiones?
“Nuestra gestión pondrá el foco en ampliar verdaderamente la participación de los vecinos y vecinas en las decisiones de la comuna y para eso las consultas ciudadanas asoman como un instrumento válido y efectivo.
Hoy la gente puede aportar en los más diversos ámbitos, como es el caso del Plan de Desarrollo Comunal o el Plan Regulador (…) Es posible avanzar de manera significativa en participación ciudadana, en abrir espacios para las decisiones de la comuna. Es tiempo de un municipio inclusivo, con una mirada amplia y que nos pertenezca a todos sin distinciones (…) Talca nos necesita a todos. Talca debe ser diversidad, trabajo conjunto y con una amplia mirada de futuro; pero siempre teniendo por delante el interés de la gente, sin egoísmos ni interés mezquinos”.