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Mario Desbordes: “Al Presidente Piñera lo respeto, pero no pienso igual que él”

Al revisar la trayectoria personal de Mario Desbordes Jiménez, no quedan dudas que es un hombre de clase media trabajadora. Oriundo de Los Andes, cursó su educación primaria en la Escuela E-556 de La Cisterna y enseñanza media en el Liceo A-109 de la comuna de El Bosque, en la Región Metropolitana.

En 1987, ingresa a la Escuela de Carabineros de Chile, egresando como subteniente de Orden y Seguridad. En dicha institución se mantuvo hasta el año 1994, cuando decidió renunciar voluntariamente.  

Desbordes no reniega de sus orígenes, es más, da testimonio de sus experiencias. En más de una ocasión ha puesto a su propio padre como ejemplo de una realidad que aqueja a miles de ex trabajadores, y que es el de vivir con precarias pensiones.

“Nadie podía creer que un presidente de partido de derecha tuviera un padre que recibiera una pensión de 180 mil pesos. Para muchos no era normal aquello, era inentendible; pero mi familia es de clase media y no se me olvida de donde vengo”, recalca el propio exministro de Defensa.   

Hoy ese joven provinciano que se hizo carabinero, que con su esfuerzo personal pudo costear sus estudios, que luego se tituló de abogado, para posteriormente llegar a ser diputado y luego ministro de Estado; asume el desafío de representar a su colectividad en la próxima carrera presidencial. A todas luces se trata de una biografía interesante y donde la meritocracia es también factor a considerar a la hora de elaborar un relato de su vida.

Quienes lo conocen y trabajan actualmente con él, lo describen como “un tipo que no viene de la élite»; y que su pasado parlamentario le permitió destacarse por su capacidad de llegar a acuerdos, de “cumplir su palabra” y “de mostrarse auténtico”.

En conversación con Diario Talca, Mario Desbordes, augura que en las próximas elecciones presidenciales, algunos candidatos intentarán sacar provecho a través de la polarización. Y es ahí donde -sin esconder su domicilio político- apuntará a confluir al centro.    

¿Cómo germina esto de la candidatura presidencial, toda vez que se trata de una decisión que debe ser pensada, evaluando escenarios y también los apoyos?

“No estaba en mis planes. Hasta hace un año y medio atrás pensaba en la reelección a diputado o máximo aspirar a senador. Varios dirigentes del partido, luego de lo que me tocó actuar durante el estallido social me plantearon que pensara en una candidatura presidencial. Ellos se identifican con lo que yo denomino mi biografía larga de la vida, y eso es la clase media, escuela y liceo con número, y el hombre que fue carabinero; pero además de eso se le suma la biografía corta y que es lo que he hecho en los últimos años, y que dice relación con la búsqueda de acuerdos. Moros y cristianos me reconocen el haber articulado el acuerdo del 15 de noviembre de 2019, después el haber propuesto las reformas sociales, reformas de pensiones, el tema del CAE y haber pelado por el 10 por ciento que fue tan complejo (…) A partir de ahí muchos dirigentes me dijeron que los representaba de buena manera, que creían en lo que venía haciendo y que se identificaban con mi accionar”.

Entonces el ser actor preponderante en la construcción del Acuerdo por la Paz, fue el punto de inflexión. Hubo un antes y un después luego de ese episodio.

“Si, por supuesto. El país estaba en una situación crítica y es en esos momentos donde cada uno muestra lo que cree, lo que siente y lo que puede hacer. En ese caso, conversé con la oposición, dialogamos mucho y acercamos posiciones, pues me correspondió un rol de articular y convocar a muchos actores que estaban muy distanciados. Fue así como con muchos más logramos un acuerdo histórico, y que de paso permitió que mucha gente dijera que destacable que en época de crisis este señor demuestra que tiene liderazgo (…) Agradezco que eso se reconozca y por supuesto es algo de lo que estoy orgulloso”.

Y esa búsqueda de acuerdo, de ser dialogante, pero además de no renegar de la historia propia. ¿Son elementos que la ciudadanía “premia” en estos días?      

“Sin duda. La gente pide transparencia y que uno sea abierto a la revisión; pero también es importante que la ciudadanía sienta que uno está realmente conectado y que entendió el mensaje. En mi caso todos saben que mis orígenes son de clase media. Estudié en una escuela pública pobre y de un liceo público bien humilde (…) Hoy soy abogado y me va bien, pero no me olvido de dónde vengo; y eso me permitió comprender lo que la gente nos estaba planteando, demandando y reclamando durante el año 2019”.  

Sus adherentes ya hablan de Desbordes como el “Presidente del Pueblo”. ¿Se “compra” ese slogan de campaña?        

“Es una frase que a uno lo llena de orgullo y emociona (…) Muchos me han dicho que no basta venir de una escuela o de un liceo público o ser de clase media hacia abajo; también hay que saber entender, reaccionar y proponer cosas que den cuenta de que realmente comprendiste lo que la gente quiere o necesita. No sacas nada con ser de clase media, si después sigues con las mismas propuestas que ha hecho la derecha toda la vida. Esto lo valora mucha gente y así lo plasmaron en esa frase, que para mí es un orgullo. Ahora hay que estar a la altura, y no es fácil”.

Siendo diputado, presidente de RN tenía una exposición permanente. Cuando asume en Defensa esa visualización baja y es que es más difícil hacer política desde allí. ¿Fue un error haber aceptado sumarse al gabinete?

“Creo que había que hacerlo. No podía restarme cuando el Presidente me llamó y me pidió que lo acompañara en momentos importantes para el país; como fue el primer aniversario del 18 de octubre y como fue el plebiscito. Entonces, yo no podía no aceptar. No había margen para eso. Obviamente, fue en un momento en el que yo iba subiendo mucho en las encuestas y por lo tanto era evidente que si llegaba al gobierno iba a bajar o iba a tener menos visibilidad, y fue lo que sucedió, en definitiva. Me dediqué 100 por ciento a ser ministro de defensa. Dejé la exposición pública y eso hace que uno baje en las encuestas; pero creo que era lo correcto en ese instante”.

Los mal pensados dice que, al nombrarlo ministro, el Presidente Piñera le puso un freno a esa popularidad que iba ganando. ¿Cree que hay algo de cierto en eso?  

“No hay duda que mi subida en las encuestas incomodó a muchos, y sobre todo que ello se generó exponiendo temas que para un sector de la elite son de izquierda (…) Sin duda hubo consecuencias, pero quiero creer que el Presidente nunca lo vio así. Siento que el Presidente necesitaba a alguien con un perfil como el mío, identificado con el apruebo y que lo acompañara en ese período del plebiscito. Creo que él lo hizo sinceramente porque le servía y me necesitaba en el Gobierno. Así me lo hizo presente y por eso acepté”.

Hoy también vemos incomodidad en un sector de RN que no lo está apoyando. Como candidato presidencial, por tanto, no sólo deberá estar preocupado de la campaña, también habrá que ser capaz de ordenar las huestes de su partido. 

“Siempre en las presidenciales Renovación Nacional tiene un grupo pequeño de disidentes. Le pasó al Presidente Piñera cuando el 2005 el partido lo nominó, pero un grupo pidió libertad de acción porque quería estar con Lavín, quien en ese entonces marcaba más en las encuestas. Lo mismo pasó en 2013 cuando un grupo bastante más respetuoso y menos estridente quiso trabajar por Golborne y no por Allamand. Entonces como vemos, esto ya es parte de la historia de RN. Pero hoy la gran mayoría de los dirigentes, militantes adherentes y simpatizantes del partido me apoyan en esta candidatura presidencial. Y si hay un grupo pequeño que no quiere apoyarme, bueno que le vamos a hacer. Yo no los puedo obligar”.

Y en esa línea ¿promueve la libertad de acción o el sentido de responsabilidad de los militantes?  

“He sido militante de muchos años, y he sido electo en los cargos de presidente comunal, distrital, regional y secretario general. Entonces cuando se hablaba de libertad de acción mi postura era de no complicarme, que lo resolviera el consejo y así no entrar en esa discusión. Lo cierto es que, tras ello, muchos candidatos a alcalde, concejales, constituyentes y a gobernadores regionales, enviaron cartas formales pidiendo que eso no sea así. El argumento es que, si hay libertad de acción para el candidato presidencial, lo propio se hará en las otras elecciones, y así algunos querrán apoyar a un candidato que vaya por fuera o de otro partido. La responsabilidad que tiene un militante o quien es electo por un partido político, es respaldar las cartas de ese partido. Yo no puedo entender que un parlamentario de Renovación (N. de la R: en alusión al diputado Tomás Fuentes, quien apoya la candidatura de Sebastián Sichel) apoye o promueva a candidatos que van fuera de la colación. Eso no corresponde y habla de una persona que no tiene capacidad de trabajar en equipo”.

Pero los movimientos internos no deben desviar el foco, que es ir trabajando en propuestas, lineamientos, en el despliegue y en la conformación de equipos…

“Estamos trabajando en eso con mucha fuerza. Es más, tras ser nominado candidato presidencial, la primera reunión la tuve con los dirigentes del Maule, con quienes en forma telemática estuvimos hablando de lo que viene. Y lo que viene es preparar el programa de gobierno; y para lo cual tenemos personas especialistas en los más diversos temas, y quienes deben complementarse a la gente que está en terreno y que es la que conoce la realidad del país. Haremos una propuesta con gente calificada y de probada experiencia, pero también con personas que han trabajado en distintas áreas en el día a día, y otros que voluntariamente se han ido sumando. La idea es aterrizar ese planteamiento nacional a las propuestas regionales, y es que tenemos claro que podemos disponer de un gran programa de gobierno central, pero si es carente de toda mirada regional, es evidente que nos faltaría una importante pata”.

Dirigentes, militantes, voluntarios, pero todos ellos sometidos al denominado “petit comité” o su pequeño equipo de confianza… 

“Si por supuesto y me ayudan mucho. Entre otras personas y que pertenecen a la región del Maule, en este petit comité están el ex presidente regional de RN, Andrés Maureira; y el diputado, Hugo Rey. A ellos se suman otros expertos, personeros y asesores”.

Y pensando en ese diseño de gobierno, ¿existe la disyuntiva de ser continuidad de la actual administración o más bien de marcar un camino propio?

“Nosotros somos parte de Chile Vamos y por lo tanto no podemos soslayar que somos parte de una coalición, y aspiramos a un segundo gobierno de esta coalición. Eso no está en discusión, pero al mismo tiempo, obviamente quiero marcar una impronta con matices y cambios respecto de lo que ha planteado el actual Gobierno. Al Presidente Piñera lo respeto y le tengo cariño, pero no pienso igual que él en algunas cosas”.

¿Y por dónde buscará marcar esa diferencia?    

“Hemos planteado que vamos a hacer políticas públicas a partir del concepto de la economía social de mercado, con una fuerte vocación social, con aproximación solidaria a los temas públicos, y mirando lo que hacen las derechas modernas en Europa (…) Esto nos diferenciará, probablemente, de los anteriores gobiernos de derecha”.

Marcando la ruta con un enfoque de derecha más moderada y pensando en la unión del país también…

“Una derecha moderna al estilo europeo que ve en la economía de mercado, el emprendimiento, en el crecimiento económico y la creación de empleos, factores claves para el desarrollo; pero que también entiende que todas las políticas públicas deben que tener una mirada humana, abordando y comprendiendo conceptos como la solidaridad, que muchas veces y equivocadamente, se consideró un concepto de izquierda. A todo eso, además, sumarle mucha vocación de dialogo, de llegar acuerdos, y de ser siempre defensor de tus ideas, pero no intransigente”.

Diferencias que además se quieren marcar con sus socios de la UDI y Republicanos; más cuando Ud. afirmó que RN tiene propuestas programáticas más concretas para atender las demandas surgidas tras el estallido social.

“Por supuesto, y es que, a diferencia de los otros candidatos y partidos, hoy somos los únicos que tenemos propuestas programáticas concretas. Así es como avanzamos en la reforma al sistema de pensiones, incorporando una lógica de sistema mixto con solidaridad; o la reforma al sistema de salud universal, donde todos tengamos garantizado el mismo plan de salud como cuestión básica y ética. También expusimos una solución definitiva al drama que viven muchas personas que estudiaron con créditos del CAE o el de dar respuesta real al tema de los medicamentos, que en el país tiene precios que son muchos más altos que en el resto del mundo. Todas esas son propuestas que están desarrollas y que hacen un punto de partida bastante contundente y diferenciador a nuestro programa”.

Pero es evidente que cuando se expone un diseño de gobierno, cuesta bastante convencer a los propios; más cuando su programa promueve el centrarse en la clase media y en el centro político.

“Lo que sucede que en mi sector hay que gente que cree que ser de derecha es sólo adherir a la economía desde el punto de vista neoliberal o del mercado que todo lo puede y que todo lo hace; y eso es legítimo. Pero, claramente ésa no es la única visión de centroderecha (…) Ha sido una pelea de años el lograr instalar que existen varias centro derechas, y así por ejemplo lo han entendido en Europa. A nosotros nos ha costado mucho, porque son cambios que no se dan de un día para otro, y es ahí donde queremos poner el énfasis y nuestros esfuerzos, Creemos que es el camino correcto”.

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