Sin duda los chilenos somos los reyes del autogol.
Ocurre que se fijó para el domingo 11 de abril la elección más grande que se ha hecho en nuestra Historia. Ese día los ciudadanos estamos convocados a votar para elegir Concejales, Alcaldes, Gobernadores regionales y Convencionales constituyentes. Son 2.768 cargos. Más de 15.268 candidatos y 14,9 millones de votantes. Los electores recibirán 4 votos en cada uno de los que habrán de encontrar al candidato de su preferencia, marcarlo, doblarlo y sellarlo. Tarea nada simple si se considera que, por ejemplo, en Talca el voto de Alcalde tendrá 5 nombres, el de Gobernador Regional 7, el de Convencionales constituyentes 59 y el de Concejales 76. La sola manipulación de estos dos últimos votos ya será difícil para muchos. Y qué decir de la tarea de buscar, entre los 59 ó 76 nombres, el de nuestra preferencia.
Por lo anterior, considerando que el lapso empleado por cada elector será bastante prolongado, lo cual extenderá el tiempo de espera y la longitud de las filas en los lugares de votación, además que el reunir muchas personas en un mismo lugar multiplica la posibilidad de contagios del virus que ya sabemos, se ha discurrido una serie de estrategias para enfrentar esta mega-elección.
Una de las posibles soluciones sería dividir la elección en dos días domingo consecutivos, de tal manera que el 11, por ejemplo, se efectuara la elección municipal, es decir escoger ese día a alcaldes y concejales. Y el domingo siguiente, el 18, realizar la elección de gobernadores regionales y convencionales constituyentes.
La otra opción considera hacer la votación en dos días consecutivos, sábado 10 y domingo 11, sin dividir la elección, vale decir los ciudadanos que concurran cualquiera de los dos días tendrían que, en el mismo acto, votar por los 4 cargos.
Una primera aproximación a ambas opciones evidencia ventajas y desventajas que la autoridad habrá de evaluar. Así, habrá que considerar, por ejemplo, los Vocales de mesa, que en la primera opción podrían ser personas distintas. No así en la segunda, recargando considerablemente este deber ciudadano y el peligro de un potencial contagio (supongo que, cualquiera que sea la opción elegida, habrán de estar vacunados con ambas dosis). La seguridad de las urnas de votación, que en la segunda opción debieran permanecer en los locales del sábado al domingo, es un tema complejo también. Y la magnitud del escrutinio de las 4 elecciones, que sin duda sería histórico si hubiera que escrutar las 4 elecciones esa misma tarde (noche y madrugada incluso).
En definitiva, y cualquiera sea la opción por la que se inclinen las autoridades del Servel, debiera considerar favorecer dos elementos: la participación y la confiabilidad. La primera, porque de separar las elecciones en dos fines de semana, podría mermar considerablemente la concurrencia de electores en la segunda votación, lo que atentaría contra el respaldo de quienes fueran elegidos. Y la confiabilidad, porque de permanecer las urnas en los locales una noche, habría cientos de acusaciones (infundadas, estoy seguro) que enturbiarían la transparencia de un proceso que debiera ser ejemplo de pulcritud democrática.
Es de esperar que las autoridades, que no previeron con suficiente antelación este problema, logren superar exitosamente una complicación a la que llegamos por su propio autogol.