Mujeres Mágicas (Aguilar, 2015) el luminoso libro de Patricia Schüller Gamboa, circula desde hace algunos años, pero con la pandemia que nos asola ha tenido un repunte de lectores que buscan sintonizar con sus vidas. El encuentro con estas mujeres sanadoras es fecundo. Schuller nos muestra la búsqueda espiritual de Yael Unger, Patricia May, Lita Donoso, Gabriela Rodríguez, Luzclara, Pilar Sordo y Paulina Peñafiel, siete mujeres chilenas que, a partir de sus propias heridas internas, sacaron fuerzas para transformarse en sanadoras. De alguna manera estas entrevistas, convertidas en libro, también ha sido un camino sanador para Patricia Schüller. Durante la conversación con Diario Talca, Patricia, que es escritora y periodista, directora editorial de La Nación Digital, sostuvo que: “En la vida siempre se puede salir adelante”.
Patricia, ¿Cómo reúne a estas mujeres sanadoras?
“El libro fue publicado en 2015, pero por lo menos diez años antes me rondaba la idea de escribir sobre mujeres que curan. Estaba interesada en saber qué tenían en común, qué misterioso hilo unía a las mujeres que, luego de hacer un camino de búsqueda interna, viaje del cual no se retorna jamás, se habían transformado en sanadoras, chamanas, terapeutas o guías de otros. La tesis era que para llegar a ser sanador o chamán debe existir una herida abierta, las personas deben atravesar sus propios dolores y fracturas. Jodorowsky, en su libro Psicomagia, cita a Corzo Cojo, brujo sioux de la tribu lakota: ‘Un hechicero no debería ser un ‘santo’…debería poder descender tan bajo como un piojo y elevarse tan alto como un águila…debes ser dios y diablo a la vez. Ser un buen hechicero significa estar en medio de la tormenta y no guarecerse. Quiere decir experimentar la vida en todas sus fases. Quiere decir hacer el loco de vez en cuando. Eso también es sagrado’”.
Ha sido un largo camino…
“Decidí acercarme a mujeres que tenían un sello marcado por ejercer como maestras. Hay un filtro personal también, porque a varias de ellas las conocí haciendo su trabajo o profesionalmente entrevistándolas para diversos medios. Decidí también que debían ser siete porque el 7 es un número maestro que en el tarot es el arcano El Carro, quien toma las riendas de su vida, el que nos lleva de regreso a casa y, en ese sentido, estas mujeres habían hecho el viaje de autodescubrimiento y habían retornado a su centro. Trabajé entonces con Gabriela Rodríguez, una de las pocas discípulas en Chile de Jodorowsky, creador de la Psicomagia; con la antropóloga y fundadora de la Escuela del Alma, Patricia May; con la recordada actriz Yael Unger que se convirtió en maestra Isha; con la Mujer Medicina y líder ceremonial, Luzclara Camus; con la destacada astróloga, diplomada en Psicología Jungiana, Paulina Peñafiel; con la psicóloga clínica, Lita Donoso, creadora del método Alkymia y escritora bestseller, y con la psicóloga, conferencista y superventas, Pilar Sordo. Todas dueñas de esa sincrónica manera de mirarse a sí mismas y los demás con gratitud y bondad”.
¿En qué momento decide publicar el libro?
“Una vez que me comuniqué con las mujeres elegidas comencé a entrevistarlas sin saber todavía si el libro vería la luz. Una gran amiga se tomó un café con el periodista Daniel Olave, editor de Penguin Random House, y le habló de mi trabajo. Él se interesó y le pidió que yo lo llamara. Así lo hice. Nos reunimos una mañana de septiembre de 2013 y me solicitó el proyecto. Cuatro meses después me avisó que había sido aprobado y que tenía que entregar los textos en agosto del 2014. Tenía harto avanzado y me puse a trabajar muy fuerte, sin descuidar mis labores en el diario digital La Nación, donde estaba encargada en ese momento de reportear los sectores de Educación y Salud. El manuscrito fue aprobado y el libro fue lanzado por Editorial Aguilar el 13 de enero de 2015 en la Fundación Cultural de Providencia. Todo fluyó sin contratiempos y las cosas se desarrollaron en el tiempo perfecto”.
¿Cómo fue el encuentro con cada una de ellas?
“Tal como lo señala el título del libro, todas son mujeres mágicas. Después de hacer ese viaje al centro de su alma, en su frenética búsqueda espiritual, travesía nada fácil porque te conectas con tus propios dolores, se han dedicado al servicio, a mostrar la luz, a conectar a todos aquellos que las consultan con el amor, que es el eje de la vida. Las visité en sus hogares, las entrevisté muchas veces; asistí a sus terapias, vi cómo transformaban los escenarios y a los asistentes con su trabajo de sanación. Me conmovía cuando lograba atisbar una luminosidad distinta en las miradas de esas personas adoloridas que buscaban una palabra de aliento. Fue una experiencia que me remeció. Así como lo relato en el texto, en el viaje que hice con cada una de estas mujeres descubrí que tienen rasgos comunes: han tenido existencias difíciles, pero han sabido doblarle a la adversidad; aprendieron a ver, porque para ser sanador hay que estar despierto; tuvieron el coraje de cambiar el rumbo de su vida, doblegaron el ego y viven desde el amor, porque su impronta es el servicio”.
Patricia, en lo personal, el encuentro con ellas, ¿le sirvió para algún proceso de sanación propia?
“El trabajo con estas siete mujeres provocó una revolución en mi vida. Desde muy joven he tenido la inquietud de conocerme, de entender el porqué de mis actitudes, de escudriñar un poco más en mi genealogía. Sin embargo, la experiencia directa con todas mis entrevistadas fue como una cachetada en medio del camino, porque me ayudaron ‘a ver’. Era el momento de entender que había que hacer un giro en algunos aspectos. Diría que después de Mujeres Mágicas abrí mucho más mi corazón. Comprendí que el amor y el agradecimiento son llaves que abren puertas”.
¿Cuál fue la que más le impactó?
“A las siete mujeres las admiro y respeto muchísimo. Me impacta mucho el trabajo que ha realizado Gabriela Rodríguez con la Psicomagia en Chile. En sus talleres se entrega, es certera en su intuición y es capaz de leer a sus pacientes. Es como si entrara, sin darse cuenta, en otra dimensión energética. El trabajo que ha realizado Luzclara Camus en Chile y el extranjero con los círculos de mujeres también me apasiona. Cuando escribí su capítulo fue como si me hubiesen dictado ‘de arriba’ esas líneas y me emocioné. Lo digo en el libro: En su casa de paredes blancas, galopando por los senderos y al otro lado del Atlántico, Luzclara trabaja con un único afán: empoderar a las mujeres desde lo femenino”.
¿Cómo podemos potenciarnos para sacar lo mejor de nosotros en esta época de turbulencias?
“En estos tiempos de cambios, transformaciones y turbulencias es muy importante mantener siempre un centro sereno. Es necesario estar conscientes desde la raíz y modificar el pensamiento, porque éste crea realidades. Las emociones siguen al pensamiento. Es necesario también vivir en presente. El pasado y el futuro no están. Todo esto no es fácil, no es que se logre en 24 horas. Es por ello que es necesario que las personas hagan alguna terapia o asistan a charlas, con terapeutas probados o guías que los ayuden a conectarse con ese centro sereno. Esto puede ser una gran llave para la vida”.
¿Qué importancia ha tenido el modelo neoliberal para convertirnos en seres consumidores?
“El neoliberalismo, sistema basado en el capitalismo, fomentó la inequidad social que ha imperado en el país. El consumo para algunos puede ser sinónimo de poder y estatus, y también es una herramienta que permite llenar el vacío de una vida sin sentido. Va todo de la mano”.
¿De dónde vienen los grandes cambios?
“El mundo entero asiste a un proceso de cambios y transformaciones en casi todas las áreas, desde lo político, social, cambio climático, etc. Estamos en pleno proceso. La verdad también ha salido a la luz en todos los ámbitos. La vida ha dejado de ser lo que conocíamos. Las mujeres, por ejemplo, se han ido empoderando en su rol. Hace cinco años comenzó el ‘Me Too’, movimiento iniciado de forma viral para denunciar la agresión sexual y el acoso, y eso ha sido una revolución. En la mitología andina el Pachakutik es el momento de la transición. Es el momento del cambio, que está acompañado de muchos movimientos en todos los sentidos. Es llamado el tiempo del abuelo Viento. De alguna manera estamos viviendo un Pachakutik”.
¿Visualiza un mundo radicalmente diferente al que vivimos?
“Caminamos hacia un mundo totalmente distinto. La migración es un fenómeno mundial, el cambio climático nos preocupa a todos. Como lo dije anteriormente, las mujeres están adquiriendo cada vez más liderazgos. Los jóvenes están ocupando roles de poder con ideas renovadas y una mirada en altura. Se están desmoronando las estructuras. El mundo que nos espera será otro. Pero como todo cambio es lento, gradual. Es necesario acoger estos cambios, porque la resistencia solo genera sufrimiento”.
Para algunas de las sanadoras entrevistadas es importante el sistema Isha. ¿En qué consiste?
“La actriz Jael Unger se convirtió en maestra Isha después de una sostenida búsqueda espiritual. El método es simple, pero se requiere de mucha convicción y perseverancia para practicarlo. La australiana Isha Judd lo creó en 1999. Ella plantea que debemos escoger entre vivir desde el miedo o el amor. El sistema consiste en repetir diariamente cuatro frases, denominadas facetas, técnica que eleva la vibración de la persona y le permite vivir desde el amor. Junto con ello se debe tomar mucha agua para que puedan salir las emociones negativas que están enraizadas. Las bondades del método se comienzan a percibir rápidamente, aseguran sus seguidores”.
Una de las mujeres mágicas, Pilar Sordo, escribió el libro “Educar para sentir, sentir para educar”. ¿Cuáles son los cambios necesarios en educación para enfrentar el mundo que viene?
“Para enfrentar este mundo de cambios y transformaciones del que hemos hablado se requiere de una educación que se centre en los alumnos como seres humanos. No solo se les debe entregar conocimiento si no que se les debe ayudar a ser empáticos, bondadosos, a conectarse con sus emociones. Deben aprender a sentirse parte de la naturaleza, por ejemplo, a saludar al sol, a los árboles, que son la verticalidad cósmica. Deben aprender a sentir. Y como dicen los toltecas: deben aprender a dialogar con su corazón”.