Esta semana tuvo un tremendo hecho noticioso, (no pirotécnico) que pone a todo el país en una tremenda condición de responsabilidad. Se indicó cuáles serían los compromisos con acciones concretas a cumplir, para lograr la carbono neutralidad al año 2050 en el contexto de Estrategia Climática de Largo Plazo. Chile a través de su ministerio de medio ambiente ha establecido un plan que establece los objetivos y metas sectoriales.
Son en total 407 metas de transición y transformación de todos los sectores claves para el país. “Entre algunas de las metas se destaca, que al 2025 ya se debe concretar el retiro del 65% de la generación a carbón de la matriz nacional, sumar entre 10.000 a 15.000 hectáreas de humedales urbanos protegidos, establecer un ecoetiquetado de reciclabilidad obligatorio o que el 100% de las áreas marinas protegidas pre 2020 cuenten con planes de manejo. Al 2030, a su vez, destacan metas como un 80% de la generación eléctrica provenga de fuentes renovables, aumento en el 50% de la red de estaciones de glaciares, implementar flotas cero emisiones en la gran minería o que el 100% de la población urbana tenga acceso a servicios sanitarios.
Al 2040, que se retiren o reconviertan la totalidad de las centrales a carbón, que el hidrógeno verde sea el 20% de la matriz de combustibles del país, que el 100% de los buses, taxis y colectivos sean cero emisión y reducir en un 40% el ingreso de residuos en mares y playas. Al 2050 que la matriz energética sea en un 100% cero emisiones, reducir en 70% las emisiones de la industria y minería, que un 30% a 50% de especies amenazadas cuente con Planes de Recuperación, Conversión y Gestión.” Todo lo anterior indicado por el Ministerio del Medio Ambiente.
En definitiva, lo dicho, va algo así como en dos grandes líneas: una, disminuir la emisión de dióxido de car[1]bono a una cantidad equivalente a lo que el mismo país sea capaz de capturar (la segunda línea), es decir en palabras muy simples: tanto emites, tanto capturas. Ahora bien, para lograr la captura, se necesita una gran fábrica que lo haga y esa fábrica son los bosques. Nuestros bosques. Nadie en el país puede estar ausente o indiferente a esa causa ni menos, el Maule.
Tenemos un gran desafío entonces, pues nuestra región tiene suelos descubiertos de bosques, (principalmente por imposibilidad económica de sus propietarios de intervenir), el equivalente a unas 250 mil hectáreas (suelos que antes del 2017 ya estaban sin cubierta vegetacional arbórea mas los que se quemaron ese fatídico año). Estas 250 mil hectáreas, requieren unas 250 millones de plan[1]tas, es decir más que toda la capacidad de todos los viveros de Chile. Imposible lograrlo con lo que hay. Cuál es el desafío entonces, hagamos viveros, muchos viveros de todo tipo de árboles, aquel árbol adecuado para el lugar adecuado y con el propietario adecuado.
¿Qué esperamos?
