En la publicación sobre el cajón del río Achibueno que hoy presentamos a ustedes dirigiremos nuestra mirada hacia dos hitos patrimoniales identitarios en esta ruta: el “Parque Cordillera Los Quemados” (enfocándonos en las cascadas “Las Ánimas” y “La Mina”) y en la ruta más convencional (modo trekking) a la Laguna Achibueno.
En ambos hitos queda de inmediato en evidencia que, como si fuera el sistema nervioso central de nuestro país, el río Achibueno resulta vital e indispensable en el profundo pero debilitado sistema de drenaje que posee la región del Maule, razón por la cual toda alteración negativa que este río sufra, repercutirá nefastamente en el conjunto territorial y en la calidad de vida de sus habitantes.
El significado posible de Achibueno sería “luminosidad del monte” o bien “achehuenu”, donde “atre” (suena como “ache”) significa “cristal”. Etimológicamente lo anterior no deja lugar a dudas: “aguas cristalinas y brillantes que bajan del monte”, situación que pudimos testimoniar en primera persona al recorrer este territorio en bicicleta (2017) y trekking (2020).
Luego de hacer escala en Linares y en ruta hacia la Cordillera de Los Andes, tras cruzar el puente “Tres Arcos” nos dirigiremos en los vehículos de apoyo hacia la localidad precordillerana de “Pejerrey”, situada junto a las transparentes y refrescantes aguas del Achibueno río abajo. Este poblado acoge a cientos de familias o grupos de amigos que en verano huyen del asfixiante calor del Valle Central. Como sugerencia (o en caso de requerirlo) en el cuartel policial allí existente registraremos nuestro ascenso hacia la montaña. No muy lejos de dicho hito, en el sector de “Vado Azul” será donde descargamos nuestras bicicletas, alforjas, carpas y mochilas. El último tramo del camino público es de tierra, polvo y piedras, a ratos en no muy buenas condiciones, sobre todo en el sector donde habitualmente quedan estacionados los vehículos.
“Parque Cordillera Los Quemados”
Retomando la descripción del emplazamiento y características de la ruta, el sector de “Monte Oscuro” es un elevado peldaño junto al cuerpo hidrográfico del Achibueno: no exentos de dificultades, los vehículos motorizados llegan hasta ese punto, mientras que los cicloturistas de montaña, trekkeros o jinetes tienen unos kilómetros más de ascenso, en un área que reúne características únicas en el mundo asociadas al patrimonio natural que en ella desea protegerse de la obstinada ambición de las empresas hidroeléctricas y/o de la contaminación producida por el turismo espurio e insensible.
El tramo que es descrito a continuación (Monte Oscuro – Los Quemados) fue planificado acuciosamente, optándose a realizarlo a sabiendas de la dificultad que significa recorrerlo en modo trekking con carpas, saco de dormir, cocinillas y el equipo audiovisual con el que registramos esta ruta.
Para los cicloturistas que portan carpa, podrán acampar donde el impacto a la naturaleza sea el menor, recomendando el sector habilitado para ello en el “Parque Cordillera Los Quemados”: además de dormir bajo las estrellas, acampar nos permitirá disfrutar de una experiencia que al aire libre provocará una agradable y vital sensación de estar llenos de energía. Tanto a nivel biológico como emocional, los cambios son inmediatos cuando estamos en contacto con la naturaleza y somos responsables ante ella.
Por su singular belleza escénica y paisajística, este atractivo sector cordillerano ofrece excepcionales oportunidades a quienes buscamos acción y descanso. Llegar hasta donde se aprecia en las fotos y luego avanzar lo posible hacia el interior del Parque siguiendo la misma ruta habilitada para ello, dependerá de las capacidades que poseemos en trekking, pudiendo tardar 4 horas o más en nuestro recorrido hasta alcanzar los saltos de agua y así disfrutar del patrimonio natural en el “Parque Cordillera Los Quemados”.
Este es un paraíso para los amantes de la naturaleza, pero como hemos dicho antes su acceso nos demandará un considerable esfuerzo físico y técnico; considerando además el tiempo extra que nos tomará llegar a las dos cascadas que le coronan. Este parque se destaca, entre otros hitos, por la presencia en el área de una amplia diversidad de ambientes forestales, acuáticos y terrestres, que permiten congregar también a significativos grupos de flora y fauna, la mayor parte de ellos endémicos y/o en peligro de extinción.
Entonces la ruta hacia las cascadas “Las Ánimas” y “La Mina” es una experiencia que compartimos con ustedes e invitamos a vivir con los resguardos sanitarios del tiempo en pandemia. A cargo de la Fundación Hualo, ambas están ubicadas dentro del Parque Los Quemados, a unos 15 kilómetros del así llamado “ingreso” o lugar en donde casi todos los autos que ascienden a la montaña quedan estacionados (Monte Oscuro). Lentamente avanzamos el trayecto de 15 km con las mochilas a tope hasta el campamento base en dicho parque, en donde parte del equipo estableció por tres noches y cuatro días su estadía.
Laguna Achibueno
Internándonos en lo profundo del territorio que describimos a ustedes, en dirección SE se encuentra la Laguna Achibueno, la cual podríamos alcanzar relajadamente en cuatro días (ida y vuelta), esperándonos en esta ruta varias lagunas de aguas cristalinas, prístinos cajones cordilleranos y otros lugares cuya belleza natural y paisajística es superlativa.
Tal como lo señalan diversas fuentes y referentes en el tema turístico y medioambiental, la laguna Achibueno es felizmente un lugar protegido y al mismo tiempo el epítome del Santuario de la Naturaleza allí declarado, por lo que se les solicita la mínima intervención en su visita. Tal como lo formulan quienes se han dedicado perseverantemente a proteger el Cajón del Achibueno, no se puede recorrer el territorio sin resguardar, regenerar y gestionar de forma sustentable los ecosistemas naturales que caracterizan este Santuario de la Naturaleza.
Los deshielos del identitario volcán “Nevado de Longaví” y los macizos andinos que le acordonan dan vida al río Achibueno, el que en su parte más elevada se presenta como una laguna de muy difícil acceso. Conviene aclarar que en geografía hablamos de cajón refiriéndonos al “paso entre dos alturas poco distantes, por cuyo fondo corre un río.” Por lo tanto y mucho antes que el río descienda escalonadamente hacia el valle central, nuestro recorrido se realiza contemplativamente junto al naciente Achibueno, presentándose a nosotros de una forma majestuosa y sensual.
Por lo tanto, llegar allí no sólo implica un desafío físico y técnico: nuestra presencia no debería por ningún motivo alterar las características del patrimonio natural que deseamos seguir protegiendo.
Por su singular belleza escénica y paisajística, este atractivo sector cordillerano de la Provincia de Linares ofrece excepcionales oportunidades a quienes buscamos acción y descanso a través de recorridos como éste. Llegar a la Laguna Achibueno representa una singular proeza en un viaje que nos tardará varios días y que debemos realizar con el equipamiento adecuado. En el ascenso a dicha laguna el patrimonio natural y nuestras cualidades humanas se vinculan intensamente.
Así, desde el punto de vista histórico, antropológico, científico y estético, en este tramo las tradiciones ancestrales se nos presentan como testimonios vivos de una cultura que se resiste a la evolución de la vida social y económica del presente.
Desde el primer contacto con este espacio cultural de los arrieros se pueden apreciar los corrales de piedra que, ubicados al pié de la cordillera o en medio de planicies, agrupan al ganado vacuno, caprino y ovino, tal como lo hicieron antes los pueblos originarios. Cabe consignar como valor agregado al patrimonio natural del territorio que, de noche, las estrellas parecen estar majestuosamente al alcance de la mano.
Conscientes de ello, tanto las organizaciones que fueron parte del movimiento “Salvemos el Achibueno”, como otras agrupaciones en la región y en Chile nos formulan un llamado a tomar conciencia acerca de lo que nos concierne como ciudadanos frente al tema en cuestión: debemos trabajar arduamente por convertir el patrimonio natural del Cajón del río Achibueno en una fuente insustituible de identidad para el país, pues su patrimonio natural “es el fundamento del mañana, que aspiramos a legar a nuestros hijos” tal como lo apunta la UNESCO.
Al evitar la contaminación del Achibueno podremos contar con un paraíso de la naturaleza que estará a disposición de todos nosotros y que con el debido cuidado y difusión generará ingresos a muchas personas a través del turismo, especialmente el sustentable.