¡Chile despertó!
Aún resuena en nuestros oídos esta entonación convertida en himno en el octubre del 2019. Salir del letargo y despabilar nos llevó bastante tiempo. Sin embargo, los frutos de este proceso de avivamiento se encuentran en pleno florecimiento. Ad portas de la redacción de una nueva Constitución, tenemos a los 155 constituyentes dotados de representatividad y legitimidad que les otorga el voto y el mandato ciudadano. Y habiendo llegado a este punto álgido en la historia de Chile conviene preguntarnos ¿Qué será de la ciudadanía que hizo de despertador de la política institucional apropiándose de la agenda? ¿Volveremos a los aposentos a pernoctar?
Evidentemente, el desenvolvimiento de los hechos demuestra que allí donde campeaba el desencanto y la impasibilidad, puede emerger la virtud soberana que se sostiene en el ser con otros. La vinculación que germina de la experiencia compartida, hunde sus raíces en el reconocimiento mutuo del “somos harina del mismo costal”. Después de ese reconocimiento recíproco, viene la convicción que no puede haber resignación ante lo dado y lo mismo de siempre. Y así, la unidad ciudadana apuesta por una voluntad transformadora, asume el riesgo de la inestabilidad momentánea y demanda nuevas lógicas de convivencia para que sean plasmadas en un nuevo contrato social. Una vez despiertos, ya no hay que volver a dormitar. La voluntad de la unidad solidaria de la ciudadanía, como se ha demostrado, es fundamental para potenciar la apertura de espacios dialógicos. Es indispensable para modificar el rumbo de los acontecimientos que instalaban una paz con fecha de caducidad y que se imponía como sucedáneo para tantos afectados por la desigualdad y la imparable lógica de neoliberalización de los más pequeños espacios incluso aquellos donde la vida es un regalo, sin precio ni deuda crediticia.
Pensar la relevancia del rol ciudadano en los procesos políticos es entonces un imperativo de acción permanente. Ese rol no está agotado en las prescripciones que nos definen legalmente o que nos exigen votar, como sucederá desde las próximas elecciones. La definición del rol ciudadano le compete a la misma ciudadanía. Intentar pensar ese rol nos da la oportunidad de determinar quiénes somos, para qué estamos, cual es el papel que nos compete en la tensión con la política de los partidos (instancia media anacrónica que también requiere pensar y actualizar su rol, dicho sea de paso). Ese espacio de imprecisión de lo que significa la ciudadanía, es el que queremos intentar ocupar con el seminario internacional que lleva por título “Ciudadanías Alternativas. Hacia otro rol ciudadano”, organizado por el Magíster en Ética y Formación Ciudadana de la Universidad Católica del Maule en alianza con la Universidad Nacional del Nordeste (Argentina). Esta actividad será vía Zoom, el día sábado 26 de junio de 2021, desde la 9:00 a. m. (hora de Chile). Más información se puede obtener en la página de Facebook Magíster en Ética y Formación Ciudadana UCM. Las y los esperamos.