“La sequía está a punto de convertirse en la próxima pandemia y no hay vacuna para curarla”, señaló la semana pasada la diplomática y representante especial de la ONU para la reducción del riesgo de desastres, Mami Mizutori. Por esos mismos días, el Ministerio de Obras Públicas presentó su balance hídrico y proyecciones de lluvias para este invierno 2021: «Tenemos un año que es similar al 2019, es decir, similar al más seco en la historia de Chile», sentenció el ministro Alfredo Moreno. Ese año, hubo una caída de aproximadamente de 80% comparado con un año normal.
Si bien el 29 de junio el último informe de precipitaciones de la Dirección General de Aguas evidenció un 25% más de lluvias en la zona respecto a un año promedio (con 361 mm en la estación de medición de Talca, versus un 287,88 mm de un año normal, a la fecha) la situación no deja de ser preocupante y como Federación de Juntas de Vigilancia no podemos abstraernos de una realidad país que es compleja debido a que los pequeños agricultores que velan por la producción de alimentos que se distribuyen a lo largo de todo Chile pueden ver afectada su producción y sustento, lo que podría repercutir incluso en poder abastecer con los alimentos necesarios al consumidor final.
Cifras del MOP indican que hasta junio de este año existe un déficit superior al 90% de lluvia entre Atacama y Coquimbo y de aproximadamente 65% entre Valparaíso y O’Higgins, por lo que creemos necesario generar cuanto antes y a nivel país medidas orientadas a concientizar sobre el cuidado y buen uso del recurso en la vida diaria de las personas, siempre relevando la prioridad para el consumo humano y la importancia que tiene para la agricultura y otras industrias del país.
Estamos conscientes que el problema del agua es algo que nos toca a todos, no sólo a los agricultores, por lo que solo el trabajo colaborativo y el diálogo nos permitirá enfrentar la escasez hídrica que lleva ya más de una década. Desde ya la Federación está comprometida con el cuidado del medio ambiente promoviendo un uso eficiente del agua en el riego, además de labores de educación respecto al cuidado de este vital recurso.
Aprovechamos para hacer también un llamado a las nuevas autoridades que asumen en estos días y a quienes tengan la misión de redactar una nueva Constitución para nuestro país a interiorizarse de la importante labor que hace ya siglos realizan las Juntas de Vigilancia al resguardar el estricto cumplimiento de los derechos de agua, que en el caso del Maule corresponde en más de un 70% pequeños agricultores, lo que hasta ahora ha garantizado la disponibilidad de productos y cultivos, para que todos los chilenos sigan llevando los alimentos necesarios a su mesa.