En reiteradas ocasiones diversos actores tanto del mundo político como económico han señalado que el proyecto del cuarto retiro de las AFP generará efectos adversos sobre nuestra economía y aunque algunos sectores apoyan dicha propuesta, es claro que las personas al tener acceso a estos recursos generarán una mayor cantidad de dinero en circulación, provocando una serie de trastornos no sólo a nivel económico sino también social.
Desde la perspectiva social, las personas al disponer de fondos adicionales estarán hipotecando sus ingresos futuros, ya que al tener menos ahorros en las AFP sus pensiones de vejez se verán mermadas a la hora de jubilar. De hecho, según la Superintendencia de Pensiones (2021), el saldo acumulado en las AFP, en promedio, disminuiría en 32,6% como consecuencia del cuarto retiro, siendo dicho efecto mayor en las mujeres, quienes lo verían reducido en un 37,3%, requiriendo 7,1 años de cotización adicional para obtener un monto equivalente al que hubiesen acumulado previo al primer retiro.
Adicional a lo señalado y no menos relevante, es el hecho de que aproximadamente 5,6 millones de afiliados y jubilados quedarían sin saldos en sus cuentas de capitalización de materializar los cuatro retiros, provocando a futuro mayor presión sobre el gasto social, por lo que mañana habrá “alguien” que deberá asumir el costo asociado a la entrega de pensiones solidarias para estas personas, ya sea por la vía del pago de mayores impuestos u otras medidas tendientes a recaudar más fondos fiscales.
Desde la perspectiva económica, la presencia de mayor dinero en circulación generará un alza en el nivel de precios de la economía debido al incremento de la demanda por bienes y servicios. En efecto, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), en septiembre la variación en el Índice de Precios al Consumidor (IPC) fue de 1,2%, acumulando al año 4,4% y en 12 meses 5,3%, cifra muy por sobre el rango de inflación meta establecida por el Banco Central de Chile. Por consiguiente, de mantenerse estos niveles de inflación, el costo de la vida sería 15% más caro, afectando a la población más vulnerable por ser ella la que tiende a consumir todos sus ingresos.
En consecuencia, es importante que aquellos que están encargados de tomar las decisiones tengan una visión de largo plazo y consideren tanto los beneficios como los perjuicios que pueden causar las medidas a aplicar sobre la población, puesto que en este caso, si bien los resultados inmediatos se ven reflejados en mayor dinero en el bolsillo de las personas, no hay que olvidar que el efecto colateral más importante se dejará observar en los ingresos futuros de ellas cuando tengan que jubilar.