¿Cuál es el contexto?
Desafíos en el capital humano y en la oferta de mano de obra capacitada para trabajar en la industria del vino, proyectaron académicos y expertos de la cadena enológica para este nuevo año, luego de que el 2021 las exportaciones totales de vino chileno aumentaron en un 5 % en volumen y un 14,4 % en ingresos con respecto al mismo lapso del año anterior, según informó la Asociación de Vinos de Chile.
¿Qué dice un experto de esta industria?
“La industria goza de muy buena salud. El año 2021 se exportó más y a mejor precio incluso que el año 2020, a pesar de que estábamos en pandemia. El Chile vitivinícola está creciendo y se está diversificando, es una industria que se desarrolla y se comporta de manera dinámica”, aseveró Patricio Gómez, director académico del Campus Colchagua de la Universidad de Talca, e integrante del Consejo de Competencias del Vino de las Asociación Gremial de Vinos de Chile.
¿Cuáles son las debilidades?
A pesar de que Chile es el cuarto exportador de vino a nivel mundial, sólo superado por Italia, Francia y España, nuestro país aún enfrenta debilidades estructurales que tienen que ver con la escasez de mano de obra capacitada, indicó el experto. “Efectivamente existe una brecha entre la oferta y la demanda por mano de obra en esta industria, pero se trata de un fenómeno multi- dimensional, y que se expresa de manera diferente según el tipo de cargo, del área, de la edad, de si se trata de trabajo en el campo o en la bodega. La industria se ha ido complejizando y creciendo”, arguyó el experto.
¿Y las fortalezas?
Si bien entre las fortalezas de la industria vitivinícola chilena se siguen incluyendo la ubicación geográfica, el terroir y las condiciones climáticas, el principal desafío para el 2022 será el de “incorporar mano de obra calificada, ya que se están automatizando muchos procesos”, advirtió el académico. “El 8% de nuestros trabajadores está a punto de jubilar, además del porcentaje que sólo llegó a 4° Medio. Y, por si fuera poco, hay que recordar que los establecimientos técnico-profesionales han ido a la baja en su matrícula. Aquí radica el principal riesgo para esta industria”, estimó.
¿Qué otro desafío se visualiza?
Otro desafío para el 2022 tiene que ver con el mejoramiento de los recursos genéticos para la industria del vino, proyectó el experto. “Esta es una variable permanente. Más ahora, que Chile enfrenta un proceso de desertificación de los sistemas productivos y vamos creciendo hacia el sur, donde hay que adaptarse a los inviernos más largos y mayor pluviometría. Hay una viña que se instaló en Chiloé, y no será la última”, sostuvo el profesor.