Hace algunos días, la autoridad forestal de Chile, representada por la Corporación Nacional Forestal, informaba a la opinión pública, el balance de fin de temporada de incendios 2020 – 2021, con un positivo resultado, pues se había logrado un 37 % menos de ocurrencia, (ocurrencia es la cantidad de incendios), respecto del año anterior a la misma fecha. Esto significa unos 430 incendios que no ocurrieron, este año. Sin duda es una tremenda cantidad de siniestros menos, en el promedio regional.
El tema en cuestión, es si este resultado es un logro regional o una consecuencia de una gran cantidad de variables de comportamiento social, que influyeron positivamente para que se produjera el resultado.
No es fácil determinarlo este año, pero si, se podría determinar en la temporada venidera, es decir 2021 – 2022. ¿Por qué?
Porque si la región es capaz de mantener la baja ocurrencia de este año, a través de efectivos programas de prevención, entonces de verdad se está provocando un modificación conductual en la comunidad.
Para el logro de lo anterior, ya se debería estar trabajando en esa labor, pues como se ha dicho una y mil veces, los incendios rurales son consecuencia de malas conductas de las personas, ya sea por error, negligencia o intencionalidad. Los cambios conductuales no se logran de un día para otro, sino, es el resultado de un aprendizaje, el que muchas veces debe hacerse con recurrente paciencia y con involucramiento ampliado. Respecto de este último concepto “involucramiento”, quizás aquí falta aún un poco más, tanto en prevención como en combate. El Estado hace gran parte (via Conaf) y la otra gran parte, la hacen algunas empresas privadas forestales. Pero resulta que los incendios, acostumbradamente llamados “forestales”, pero que en realidad son vegetacionales, se quema todo tipo de vegetación, incluso agrícola, frutícola o vitivinícola. Quizás entonces otros sectores productivos, además del forestal, también podría involucrarse aún más en la labor, especialmente de prevención y porque no pensar, en el combate. Un buen ejemplo ya lo están dando algunas empresas eléctricas, que están participando con su gestión. El tema de los incendios no respeta cercos, por ende no es un problema de un solo rubro, sobre todo si una labor colaborativa puede mejorar resultados.
En invierno, generalmente se apagan las llamas, por lo mismo, es la mejor época para trabajar en la prevención y hablar de prevención en incendios rurales, es eso mismo, es decir trabajar en el sector rural, puesto que la gran mayoría de los incendios, no los genera el turista que para en el peaje, lo genera la gente que vive o trabaja en el sector rural.
Los incendios rurales de la próxima temporada, se apagan en invierno.