Y comenzó la cuenta regresiva. Hoy lunes 11 de enero será una jornada de definiciones, y es que de acuerdo al cronograma electoral 2021, vence el plazo para formalización de pactos y subpactos electorales, así como la declaración de candidaturas a Gobernadores Regionales, Convencionales, Alcaldes y Concejales; además de la designación de encargados de trabajos electorales y Administradores Electorales.
La fecha no deja a nadie indiferente, y en especial en el escenario constituyente. En el oficialismo Chile Vamos sigue haciendo guiños a Republicanos y convenciendo a Evópoli para ir en una sola lista. En RN y la UDI, ya dan por sentada la fórmula, y para eso debieron aplicar calculadora para definir cuánto ganaban y cuánto perdían al sumar al partido de José Antonio Kast.
En la oposición, en tanto, todo apunta a que existirán al menos dos listas: Unidad Constituyente, por un lado, y el Frente Amplio y el Partido Comunista con Chile Digno, por el otro.
Más allá de las cartas de Navidad que pedían como regalo “la unidad de la centroizquierda y la izquierda”, lo cierto es que desde un comienzo la DC y el PC sinceraron sus posiciones: no había futuro con una lista única, y por tanto había que apostar por dos.
Aunque en los últimos días se ha hablado de listas “conversadas” y “complementarias”, algunos ven poco futuro en ello, y por tanto cada uno buscaría “morir en la suya”. Pero el impacto de ello, pudiera sentirse tras las elecciones del 11 de abril, específicamente al momento del debate de los contenidos de la nueva Constitución, y es que el eterno debate por los 2/3 se volvería a abrir, pudiendo llegar a convertirse en una verdadera película de terror para la oposición.
Y mientras en ambas coaliciones apuestan sus últimas cartas para sellar las negociaciones electorales, el 11-E también impactó a nivel de gobierno. Era sabido que algunos integrantes del gabinete –inicialmente se habla de al menos 5 ministros- aspiraban a convertirse en redactores de la nueva carta fundamental, y por tanto debían dejar sus cargos a más tardar mañana lunes.
La decisión se adelantó, y fue el pasado miércoles cuando el tablero de La Moneda se volvió a mover y obligó a un nuevo ajuste ministerial.
Visto así, con la salida desde la Secretaría General de la Presidencia de Cristian Monckeberg y de Agricultura por parte de Antonio Walker (anunció su postulación por el distrito 17), este período también se tornó crucial para la administración Piñera; y esta vez conviviendo con una pandemia que no da tregua y con magros niveles de aprobación que merman aún más el rendimiento en la recta final de su mandato.
LA URGENCIA DE SUMAR
En el caso de los independientes, estos ya se juegan los descuentos en cuanto a la suscripción de patrocinios, establecidos por ley, lo que les permitirá inscribirse y meterse en la papeleta de los comicios de abril próximo.
Claro está que el primer objetivo es poder ser parte del histórico proceso eleccionario, aunque el siguiente paso -obtener un escaño constituyente- sin duda es el más complejo.
Pero vamos por parte. Al día 5 de enero, en el distrito 17 son un total de 87 los precandidatos independientes que están inscritos en la plataforma del Servicio Electoral (Servel) para recibir patrocinios.
Conscientes de la urgencia de “sumar”, en este territorio electoral, un grupo de no militantes optó por armar equipos y de esa manera dar mayor potencia a sus aspiraciones convencionales.
Así, se conformaron las listas “del Pueblo”, “Asamblea Popular por la Dignidad” y “Levantemos Chile”. En el caso de las listas “Inclusiva” e “Independientes No Neutrales”, y ante la dificultad de conseguir las firmas necesarias para seguir en carrera, optaron por unificarse, pasando a llamarse “Independientes por una Nueva Constitución”.
“Hubo acuerdo y se conformará una lista con seis candidatos. En el caso de quienes cedieron sus cupos asumirán la tarea de apoyar las candidaturas hasta el día de las elecciones. Acordamos fusionar los programas y hacer un trabajo conjunto hasta el final”, detalló la socióloga y vocera de Lista Inclusiva, Náyade Leiva.
Por otra parte, quienes se han visto rezagados en esta instancia de lograr nuevos patrocinios, comienza a seducirles la idea de ir bajo el alero de un partido político. Desde el PDC, el PS y el PPD, sus directivas se han mostrado llanos a recibir dentro de sus listas a los independientes.
El problema con esas jugadas es que, para unirse, estos deberían compartir ciertos principios mínimos y un programa en conjunto. Lograrlo no es sencillo, como así lo reconoce el cientista político, Álvaro Salas.
“En política el que define el concepto, controla el debate y la dirección de éste. Entonces, si hablamos de gente que no milita en algún partido político, tomar una opción de este tipo no tendría sentido. Quien lo haga estaría contradiciéndose en su decir y en su actuar”, señaló.
El también académico y activista ambiental, argumenta su postura en el hecho de que, en su opinión, los comicios para definir los convencionales son muy diferentes a las elecciones a alcaldes, concejales o gobernadores, “y es que para constituyente las candidaturas debieran estar sostenidas y basada en las ideas y propuestas, y no sólo de proyectos políticos colectivos”.
EXPECTATIVAS Y FRUSTRACIÓN
Con este escenario desplegado y con las reglas hoy puestas sobre la mesa, la verdad es que las posibilidades de ver a la “señora Juanita” siendo parte de la convención constituyente o a un dirigente de un colectivo social escribiendo la nueva Constitución, resultan prácticamente imposibles.
Una realidad que en opinión de la académica de la Facultad de Ciencias Sociales y Económicas de la Universidad Católica del Maule, Carla Vidal, pudiese generar una cierta frustración en la gente.
“Lo que pretende la ciudadanía es que surjan nuevos liderazgos, incluso al interior de los propios partidos políticos. Pero lo que hemos visto, es que ese viraje tan necesario, que es el recambio y la renovación, no se estaría produciendo. Esto, sin duda, puede generar un impacto negativo a nivel ciudadano”, indicó.
A lo anterior, enfatizó la cientista político, se adiciona el que el número de escaños para la Constituyente (155 menos los 17 cupos reservados para pueblos originarios) es bastante menor a la cifra de personas, que hoy en el país, son parte del proceso de candidaturas y cuyo número bordea los 2 mil precandidatos.
“El proceso genera altas expectativas en la ciudadanía de que, efectivamente, sus demandas y sus intereses van a estar representadas, pero es posible que eso no suceda. Por otra parte, tenemos una alta dispersión de candidatos que hace mucho difícil a la gente por quién votar (…) Esto también lleva a una situación de desinformación y hacer mucho más costoso ese proceso de identificar candidaturas y sus posiciones ideológicas”, explicó.
Esta mayor dispersión, aseveró Carla Vidal, aumenta además las probabilidades para que las listas de partidos políticos consigan más cupos, pues la fórmula electoral D’Hondt beneficia a los pactos más grandes, compuestos por los conglomerados tradicionales.
“Esto puede frustrar a la gente, porque todo ese número de personas que ha manifestado su interés de participar del proceso, y que cuentan con un apoyo ciudadano para presentar sus candidaturas, es posible que no resulten electos (…) Hoy el sistema proporcional favorece la votación de lista por partidos, buscando privilegiar la formación de candidaturas que están bajo el alero de una fuerza, y es que su objetivo, precisamente, es fortalecer nuestro sistema de partidos políticos”, puntualizó.
EL QUORUM DE 2/3
Mucho se ha venido hablando del artículo 133 de la actual Constitución, en el que se sostiene que «la Convención deberá aprobar las normas y el reglamento de votación de las mismas por un quórum de dos tercios de sus miembros en ejercicio».
Los 2/3 tercios implican que se requiere el 66 por ciento de los miembros de la Convención para aprobar las normas del texto constituyente, “lo que da cuenta de un sistema que obliga a los asambleístas a alcanzar acuerdos que representen de mejor forma a la ciudadanía», afirmó en su momento Mario Herrera, académico de la Universidad de Talca.
«Tener altos quórum evita la ´tiranía de las mayorías´, es decir, toma en consideración a actores que -si bien son minoritarios- representan a un grupo importante de la población», sentenció el experto.
En síntesis, los convencionales que sean elegidos se verán regidos por un quórum de 2/3 de sus miembros en ejercicio para aprobar cada una de las normas y reglamentos que se quieran integrar a la nueva Constitución. En números concretos, de los 155 delegados, se necesitaría del acuerdo de 104 constituyentes para aprobar lo que se proponga.
CLAVES EN DEMOCRACIA
Es evidente que en el imaginario colectivo está la sensación de que los partidos políticos pueden ser prescindibles, que no son de utilidad y que sólo guardan intereses particulares de ciertos grupos perpetuados en el poder. Se trata de un discurso muy arraigado en la ciudadanía, y que incluso muchos candidatos independientes sostienen como estandarte en el marco de esta nueva etapa constitucional.
Coincidiendo en que hoy las colectividades pasan por una profunda crisis de confianza, la cientista política Carla Vidal, es tajante al señalar que una democracia sin partidos políticos no es posible.
“Tenemos una democracia que se sustenta en el concepto de la representación, es decir en la delegación del mandato por parte de los ciudadanos a un grupo de representantes, quienes están facultados para decidir (…) Hoy está la idea de que podemos obviar el rol de los partidos políticos, pero lo cierto es que en democracia son fundamentales. Entonces, lo que hace el sistema electoral actual es justamente fortalecer aquellas candidaturas que están bajo el alero institucional y programático, es decir que tengan un proyecto político que ofertar al país al largo plazo”, dijo.
Por: Juan José Vega Rodríguez
